Podemos encontrar tijas de sillín en diferentes materiales, acabados y espesores. Las tijas de carbono tienen como fin el ahorro de peso, aunque hay modelos de aluminio similares a los de carbono en peso. Las tijas de fibra de carbono, más ligeras, son más adecuadas para bicicletas de carretera y no tanto para las de montaña ya que pueden fisurarse más fácilmente si son golpeadas.También es importante el diámetro y la longitud de la tija, proporcionando la sensación de seguridad y estabilidad, además de la sujeción en el sillín. Actualmente la parte superior o cabezal de tija es estándar, variando en función del tipo de rail del sillín.
La mayoría de las tijas suelen llevar una marca que consiste en una fila de pequeñas líneas verticales que indican el límite de altura que puede sobresalir del cuadro. Si se sobrepasa este límite se corre el riesgo de que la sujeción sea deficiente con la consiguiente rotura de la misma.
Para el ciclismo de montaña existen las tijas con suspensión. Estas tijas permiten adaptar una posición del cuerpo más retrasada para abordar con mayor facilidad todo tipo de desniveles y saltos, gracias a la posibilidad de bajarlas en altura rápidamente sin necesidad de utilizar herramientas. Hay que tener en cuenta, que al bajar la tija cambia la distancia del sillín respecto a los pedales con el consiguiente perjuicio para el pedaleo si no se utiliza exclusivamente para los descensos. Al no ser un sistema de suspensión propiamente, lo que aportan es una comodidad para posicionar tu cuerpo en el momento de afrontar un descenso técnico. Disponen de sistemas con mandos de control remoto al manillar que permiten bajarlas rápidamente y subirlas automáticamente sin necesidad de bajarse de la bicicleta ni perder ritmo de pedaleo, o también con el apalancamiento en la propia tija.
La tija telescópica no es una suspensión en el sillín, no absorbe los baches, ni tampoco se utiliza para regular la altura del sillín. Una vez fijada, la tija telescópica nos servirá para bajar el sillín, el centro de gravedad y disminuir la distancia al suelo, ganando mucha seguridad en las bajadas, estabilidad y precisión en curvas. Disminuye enormemente la sensación de avanzar por encima del manillar, mejorando las capacidades descendedoras de los ciclistas con menos técnica.
El uso de la tija telescópica:
Pulsar el mando para modificar la altura requiere desatender ligeramente el manillar, así que mejor hacerlo antes de que llegue la bajada o la trialera para evitar perder el control. En las tijas hidráulicas la altura se modifica a la necesidad del ciclista, solo hay que mantener pulsado el mando mientras elegimos la altura. Una pulsación más prolongada y la tija recupera suavemente su extensión.
Hidráulicas y mecánicas: Cuando una tija hidráulica mantiene una posición de su recorrido lo que está haciendo es bloquear el paso del aceite, teniendo que soportar el peso del ciclista sobre el sillín, un peso que puede multiplicarse de manera exponencial según el tipo de terreno. Son más susceptibles de fallar, vulnerables a la entrada de suciedad y necesitan un mantenimiento más elevado y complejo, Siendo el funcionamiento más suave, más preciso, y el retorno a la posición de extensión plena es más suave. Actualmente es el mejor sistema a pesar de un mantenimiento más frecuente y costoso. Una especial ventaja de los modelos hidráulicos frente a los mecánicos es la posibilidad de recorrido. Soltando el mando se fija la altura del sillín en la medida deseada, sin alturas intermedias preestablecidas como les ocurre a las mecánicas. Estas son más simples internamente, sin pistones hidráulicos ni aceite, lo que hace que su mantenimiento sea menos complicado y más bruscas en su funcionamiento.
Las tijas de la marca RockShox pueden ajustarse al peso, estilo de conducción y terrenos de uso más frecuente de cada ciclista. Vienen ajustadas de fábrica para ciclistas de entre 68 y 81 kg.
Regulación de la compresión: El ajuste de compresión óptimo para conseguir los mejores resultados en todos los casos es de 0 a 20 mm para las tijas MTB (con los pies fuera de contacto con el pavimento). Para medir la compresión, se tira hacia arriba del fuelle protector de polvo de la parte inferior y se pone una tira de alambre plastificado en el tubo interior, de manera que quede nivelado contra el anillo de sujeción. El ciclista debe sentarse en la posición habitual y a continuación bajarse de ésta y medir la distancia existente entre la parte inferior del alambre plastificado y la parte superior del anillo de sujeción. El resultado de dicha medición es la compresión.